Quizás te parezca una una historia de ciencia-ficción, pero es totalmente verídica. Por motivos profesionales estoy recibiendo los resultados de unas investigaciones donde se apunta a que posiblemente no sea el cerebro el único que toma nuestras decisiones. Existe algo no humano que puede modificar nuestro comportamiento. Y se encuentra en tus intestinos.
¿Decides tú cómo te comportas?
Hasta hace poco se creía que nuestro comportamiento era producto de una combinación de ambiente y predisposición genética. Pues bien, quizás no sea sólo eso. Quizás no sólo actuemos en base a la lógica y las emociones.
Hay algo dentro de nosotros. Otros seres vivos. Después del genoma humano científicos de todo el mundo están trabajando en la secuenciación de los genes de la microbiota humana. La microbiota humana son todas aquellas células no humanas (en la mayoría bacterias) que colonizan nuestro cuerpo. Casi todas ellas están en el aparato digestivo.
No estás solo en tu cuerpo
Actualmente tenemos unas 1.000 especies de microorganismos conviviendo en nuestro cuerpo. En cuanto a su cantidad, su peso total es mayor que el de nuestro cerebro. El 99% de los genes distintos que hay en tu cuerpo no son tuyos, son de estas bacterias.
Durante el largo proceso de evolución humana, miles de especies de microorganismos fueron colonizando nuestro sistema gastrointestinal y modificándose conjuntamente con nosotros para adaptarse al medio. Somos simbiontes. Por ejemplo: nuestro cuerpo no puede sintetizar algunas vitaminas como la K y dependemos de estas bacterias para que las creen por nosotros.
Las bacterias influyen en tu conducta
Desde hace poco se está estudiando la relación entre estas bacterias y el ser humano. Porque parece ser que hay un tipo de interacción que va más allá que la mera convivencia entre ambos. Una relación que podría llegar a modificar la conducta del huésped de estas bacterias, es decir tú y yo.
En uno de los estudios más sorprendentes los investigadores crearon unas ratas llamadas germ–free. Estos animales nacen sin una sola bacteria en su cuerpo y sirven para compararlas con ratas normales para así estudiar cómo nos afecta estar colonizados por bacterias externas.
- En ese estudio se comprobó que dichas ratas sin bacterias presentaban elevados patrones de hiperactividad y ansiedad, y en otro se evidenció que además su comportamiento era mucho menos sociable que las demás ratas. Se podría decir que eran, más o menos, ratas autistas. Posteriormente se ha comprobado que, efectivamente, a menudo los niños con autismo presentan una microbiota intestinal alterada. ¿Puede estar relacionado un trastorno de la conducta y habilidades sociales tan fuerte como el autismo con las bacterias que habitan en nuestro intestino?
- En un artículo científico el doctor Mayer, un reputado experto en neurogastroenterología, defendía que las bacterias intestinales pueden modificar nuestra memoria, sentimientos e incluso las decisiones que tomamos. Pero como la comunicación entre el intestino y el cerebro es bilateral, resulta difícil valorar hoy en día dónde está la causa y dónde el efecto.
- En un experimento con humanos de 2007 se alimentó a un grupo de voluntarios durante tres semanas con una bebida láctea con probióticos (bacterias beneficiosas que colonizan nuestro intestino) y a otro grupo con placebo. Se evaluó el estado anímico de los participantes antes y después de la prueba. El grupo que tomó la bebida con probióticos declaró que su estado de ánimo había mejorado.
Hay otro cerebro en ti
Según estos estudios, la conclusión que se está extendiendo como la pólvora es que las bacterias que nos colonizan son capaces de modificar nuestra conducta. Y mucho. Si pnesábamos que todas nuestras decisiones las tomaba el cerebro quizás debamos replantearnos nuestras creencias. La microbiota intestinal es el segundo cerebro en tu cuerpo.
Sólo el tiempo dirá cuán real es esta hipotesis. Quizás es hora de que los cursos de desarrollo personal sean sustituidos por bacterias probióticas. Quizás es éste el motivo por el que mucha gente se gasta montañas de dinero en talleres de autoayuda y sigue sin poder cambiar sus hábitos. En cualquier caso, todavía nos queda mucho por entender sobre los factores que afectan nuestro comportamiento y personalidad.
Me despido con la conferencia en inglés de Elaine Hsiao, investigadora de la Universidad del California Institute of Technology, donde explica cómo los microorganismos intestinales trasmiten señales al cerebro y modifican nuestra conducta.
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Le quiero dedicar este artículo a Estefanía, por compartir sus extraordinarios conocimientos conmigo, por su amistad transpersonal, y por ser la mejor guía de viaje que puedo imaginar.
Rafael dice
Otra muestra de que todavía nos queda mucho por descubrir y que lo que hoy se da por supuesto mañana se descubrirá que es falso.
Muy interesante, enhorabuena por tu blog.
Rafa
Pau Navarro dice
Así es Rafa, y lo que nos espera. Por eso creo que siempre hay que tomar todo sin fanatismos. Porque lo que hoy es cierto mañana será falso.
Un abrazo y gracias por seguir el blog.
David dice
Muy interesante el artículo, he descubierto recientemente este blog y es de lo más enriquecedor que he leído en los últimos meses.
Respecto a nuestro condicionamiento por medio del «estómago», la «colonización por las bacterias», quizás comentar que la ciencia occidental empieza a converger con cierta sabiduría tradicional china, no en vano recuerdo haber leído años atrás un libro sobre medicina china y taichí y se hablaba «del segundo cerebro», el del estómago…así que ¡igual va a ser cierto! ¡tenemos un segundo cerebro!
Felicidades por los artículos. Resulta muy útil que des soporte a tus artículos con las referencias
científicas, y a la vez das credibilidad a lo que escribes.
Pau Navarro dice
Hola David, muchas gracias por tus palabras, me halaga mucho que valores el esfuerzo en referenciar cada artículo 🙂
El concepto del segundo cerebro parece ser totalmente verídico. Todas las nuevas evidencias apuntan en esa dirección, así que como sucede a menudo la ciencia ha tenido que demostrar empíricamente lo que la sabiduría oriental ya llevaba años aplicando.
¡Un saludo!
Armando dice
Muy interesante y sorprendente el artículo.Felicitaciones.
montpetit dice
Como es posible que la informacion «cientifica» este basada en experimentos en ratas y que el resultado de sus observaciones se aplique a los humanos?.
Pau Navarro dice
Hombre, los humanos que participaron en el tercer experimento (referencia) donde se comprobó como la ingesta de probióticos era capaz de modificar su comportamiento quizás no eran muy generosos, pero de ahí a llamarlos ratas… 🙂